200 años antes

200 años antes
Dr Manuel Belgrano

sábado, 16 de junio de 2007

Un graduado de la nautica



El General Lucio Norberto Mansilla (1792-1871) era el prototipo del guerrero, con una impresionante foja de servicios prestados a su país y a su ejército. Combatió en las invasiones inglesas en el Tercio de Gallegos ( por ser criollo descendientes de oriundos de Galicia); siguió la carrera militar como Cadete del Regimiento de Patricios; cruzó los Andes con San Martín como 2º Jefe de la Primera División de Vanguardia del Ejército Libertador participando en la Batalla de Chacabuco; en la guerra contra Brasil al mando de 350 hombres atacó una brigada brasilera en el combate de El Ombú y se destacó en la gran Batalla de Ituzaingó; fue Comandante de la Reserva del Ejército, y fue el jefe militar en la guerra de defensa ante la invasión de la poderosa escuadra naval anglo-francesa. Fue gobernador de Entre Ríos (1821-1824) y diputado en el Congreso de 1824, además de legislador bonaerense.

Siempre brilló en el combate por su coraje y decisión, recibiendo a lo largo de su prolongada carrera militar, menciones, distinciones, ascensos y condecoraciones.

Casado con Polonia Duarte, con quien tuvo tres hijos, al enviudar contrajo matrimonio con Agustina Rosas y López de Osornio, hermana de Juan Manuel de Rosas, a quien se consideraba “la mujer más hermosa de la Confederación”. Dos circunstancias que contribuían a que Mansilla recibiera odios y envidias a granel, a pesar de ser respetado y admirado por sus camaradas y subalternos. Con Agustina Rosas tuvo cuatro hijos: Lucio Victorio, Eduarda, Lucio Norberto y Carlos.

El escritor unitario José Mármol, en su novelón “Amalia”, intenta denigrar a Mansilla, presentándolo como un hombre sin carácter, dominado por la bella y autoritaria Agustina Rosas. Nada más lejos de la realidad. Mansilla era un hombre sereno, pero con una gran firmeza de carácter y don de mando, hasta el punto de llegar a contradecir puntos de vista de Rosas en temas militares.

La casa de los Mansilla estaba ubicada en la calle Potosí esquina Tacuarí, en Buenos Aires, y era un lugar de referencia de la sociedad porteña.

Vuelta de Obligado y Quebracho

En 1845, las dos mayores potencias mundiales de la época, Inglaterra y Francia, coaligadas contra la Argentina, envían una moderna y poderosa flota de guerra, equipada con el armamento más sofisticado de su tiempo, para intentar penetrar en territorio nacional remontando el Río Paraná.

Rosas ordena a Mansilla, jefe de la guarnición militar de San Nicolás desde 1843, que se haga cargo de la misión de enfrentar la flota invasora.

En un tramo del Paraná, donde el río hace un recodo y se estrecha, paraje conocido como “Vuelta de Obligado”, a la altura de la localidad de San Pedro (provincia de Buenos Aires), Mansilla montó su dispositivo de defensa librando el célebre y glorioso combate del 20 de Noviembre.

Al avistar la flota enemiga, Mansilla arengó a sus tropas con estas palabras:

“Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremole en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!”.

Ordenó a la banda militar del Regimiento de Patricios que ejecute el Himno Nacional, y dio la señal de fuego a las baterías con el grito de “¡Viva la Patria!”

Mansilla había cruzado gruesas cadenas sobre pontones, que impedían el paso de las naves invasoras y defendió la posición con las baterías de su artillería montadas sobre los promontorios de la costa, ocasionando al enemigo gravísimas pérdidas. Luego, tras largas horas de durísimo combate, Mansilla encabezó el ataque por tierra contra los infantes de marina enemigos que lograban desembarcar e intentaban consolidar una cabecera de playa, rechazándolos. En esa acción, el jefe argentino recibió fuego de metralla y cayó herido.

Para Enero de 1846, Mansilla ha instalado una posición de artillería en El Quebracho (provincia de Santa Fe) con el escaso armamento que logra reunir, cañoneando a 58 barcos mercantes protegidos por buques de guerra ingleses, procedentes de Asunción y en viaje a Montevideo (16-01-1846).

El 21 de Febrero vuelve a atacar a los invasores desde su posición.

Y el 4 de Junio, libra el tercer combate en ese mismo lugar, atacando a 95 barcos mercantes y a la flota de guerra inglesa, a los que produce enormes destrozos, utilizando viejas piezas de artillería, algunas de ellas empleadas en las guerras de la Independencia.

Las heroicas acciones de Obligado y Quebracho, obligaron a los invasores a desistir de su plan, replegándose vencidos a Europa.

Luego de Caseros, viajó con su familia al exilio en Francia, donde residió 16 años hasta 1868, año en que regresó a Buenos Aires. Murió en 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla.


La historia oficial, escrita a partir de Caseros (1852), olvidó a Lucio N. Mansilla ex profeso. Es que, para el bando triunfante, había cometido pecados imperdonables: era pariente de Rosas, y había derrotado a los ingleses. Para los “padres” de la Constitución de 1853, que consagraba “la libre navegación de los ríos a los buques de cualquier bandera”, había que olvidar rápidamente al héroe que luchó por la soberanía argentina sobre sus ríos.

En cambio, sí se hizo un lugar en la historiografía autorizada para el hijo del héroe: Lucio Victorio Mansilla Rosas (1831-1913), conocido como “Lucio V. Mansilla”, militar valiente, play boy, dandy, escritor, e impulsor de la candidatura presidencial de Domingo F. Sarmiento.

Lucio V. Mansilla, fue el jefe militar de la expedición a los indios ranqueles, apadrinó numerosos indios y mestizos, a los que dio su apellido, y tuvo varios hijos de otros tantos romances de ese tiempo en que guerreaba en el sur de la provincia de Córdoba, multiplicando su descendencia.

Recién en 1998, la Legislatura bonaerense sancionó la Ley 12.107, que reza:

“Art. 1º) - Declárase al General Lucio Norberto Mansilla prócer benemérito de esta Provincia , en razón de su ejemplar actuación tanto en la vida cívica como en las luchas por la independencia, la unidad y la soberanía nacional.”

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