200 años antes

200 años antes
Dr Manuel Belgrano

sábado, 4 de agosto de 2007

Caballero del Mar



Un marino argentino, sencillo, trabajador, honrado, recibido por los presidentes Mitre, Sarmiento y Avellaneda, y llegó a ser distinguido por la reina de Inglaterra, el káiser de Alemania y el presidente de los Estados Unidos. Promotor incansable de la Patagonia austral y su vida es hoy la mejor página de patriotismo en la historia de los mares australes de la República Argentina.



Miguel Luis Piedra Buena fue hijo de don Miguel Piedra Buena, Santafecino y de doña Vicenta Rodríguez, Nació el 24 de agosto de 1.833, en Carmen de Patagones, que diez años antes Rivadavia había provisto de escuela, sistema lancasteriano y libros. En tales lejanas y agrestes regiones transcurrió la infancia; que según todos los biógrafos están contestes en exponer, se manifestó como la de un discípulo modelo, inteligente y jovial, que llegó a la adolescencia entusiasmado con la fabricación de barquichuelos y las correrías furtivas al río, en donde con débil batel e improvisado aparejo se lanzaba aguas abajo, y esperaba luego días enteros a que fuera favorable el viento para regresar al lado de los suyos, angustiados por la ausencia. Así lo encontró cierto día, para salvarle la vida, el Capitán Lemón a veinte millas de la costa tripulante de una débil balsa hecha con ramas de guindo.
El episodio fue definitivo. A partir desde este instante Piedra Buena perteneció al mundo, y su escuela fue la vida. El Capitán Lemón lo llevó a Patagones, obtuvo permiso de los padres, y lo incorporó como grumete de su barco, el cual zarpó hacia los Estados Unidos de Norte América después de tocar Montevideo y Buenos Aires. El espíritu del joven grumete rechazó el despotismo con que se manifestaba el capitán Lemón, éste tampoco simpatizaba con el joven, y lo desembarcó en el puerto de destino. Piedra Buena, encontró en la oportunidad a James Harris, un viejo amigo de su padre, quien para perfeccionarle los conocimientos lo colocó en una escuela y lo envió luego de regreso a Patagones. De nuevo en el panorama familiar siguió el joven sus aventuras en un pequeño cúter; navegó el río Negro, cruzó la barra y llegó a Bahía Rosas.
En 1848 embarca por primera vez, en calidad de grumete, en el pailebote "John Davison" a las órdenes del capitán W. Smiley. A partir del 3 de agosto, emprende su primer viaje, que dura un año.
Al año siguiente zarpa otra vez, con el objetivo de llevar provisiones a los misioneros ingleses establecidos en una isla fueguina. En este viaje ya es segundo oficial, a los 16 años, y dirige su primer salvataje: de 14 tripulantes de un buque alemán.
También en esta oportunidad, le toca encontrar los restos de la misión de Allen Gardiner y sus acompañantes, que habían perecido de hambre y de frío. Es ascendido a primer oficial en 1850, y parte hacia Malvinas transportando ganado.
Durante los siguientes tres años, recorre continuamente los mares australes, pero ya al mando de una ballenera; explora los canales fueguinos y comienza a relacionarse con caciques tehuelches. Smiley le otorga, en 1854, el mando de la "San Martín" y con esta nave llega a Nueva York donde permanece dos años completando sus conocimientos náuticos en una escuela de marina.
Como primer oficial, a bordo de una nave norteamericana que comanda otra vez Smiley, navega el golfo de México y el Caribe durante otros dos años.
Regresa a los mares del sur, con la "Nancy" ( ¿será “el por qué” del nombre de nuestro velero?)adquirida por su mentor, realizando en inmediaciones de la isla de los Estados, el salvataje de otros 24 náufragos.
Algo para aclarar: En aquella época, como ahora, muy difícilmente alguien perdía tiempo ni arriesgaba su barco y su vida para salvar la de otro. Existía asimismo la “industria” del naufragio. Se trataba de cobrar para ser rescatado. Cobrar a veces, en especias, por la recuperación de la carga perdida. O en algunos casos, en términos muy duros, todo se resumía a “rescate a cambio de la carga”¿Dije que los rescates de Piedra Buena eran a cambio de nada?Arriesgar vida y patrimonio, para fines estrictamente humanitarios no es frecuente hoy, y no lo era ayer.Aunque las versiones no son coincidentes, todas aseguran que como mínimo realizó el salvataje de 166 náufragos en distintas oportunidades.
Al mando de la "Manuelita" socorre, a la altura de Punta Ninfas, a la tripulación, compuesta por 42 hombres, de la ballenera "Dolphy".
Es en 1859 cuando iza la bandera nacional en la isla de los Estados, iniciando su solitaria lucha por la soberanía argentina en aquellos distantes lugares. Con la "Nancy", remonta el río Santa Cruz hasta una isla, que bautiza Pavón, donde construye un rancho y deja a tres de sus hombres. Al año siguiente compra a Smiley la "Nancy", cambiándole el nombre por el de "Espora", y con ella continúa recorriendo los mares, cazando lobos y focas.
Construye en Puerto Cook un refugio para náufragos y pinta, sobre un peñasco situado en el cabo de Hornos: "Aquí termina el dominio de la República Argentina”.
En 1864 el presidente Mitre premia sus servicios confiriéndole los despachos de capitán de la armada, que acepta, pero renuncia a los sueldos. Compra el bergantín "Carlitos" en Punta Arenas, pero pierde este barco quedando económicamente arruinado. No obstante ello, en el puerto de Santa Cruz hace construir dos pequeñas casitas, en el lugar conocido como Las Salinas, con el objetivo de establecer una colonia. Por ley del Congreso Nº 269, sancionada el 6 de octubre de 1868, la Nación le concedió la propiedad de la isla de los Estados y de tierras sobre la margen sur del río Santa Cruz incluyendo a la isla Pavón y las salinas que ya estaban pobladas.
Piedra Buena utilizó a la isla de los Estados como base de sus periódicas expediciones en procura de pieles y grasas.
Se casa, en Buenos Aires, en 1869, con Julia Dufour y a sólo dos meses, lleva a su flamante esposa a la Isla de los Estados; a la vuelta, la conduce a su Iisla Pavón donde todavía están los tres marineros y algunos colonos ya llegados a Las Salinas.
Poco después, deja a Julia en Punta Arenas, y navega a Malvinas donde compra ganado para la colonia santacruceña. También quiere establecer una colonia sobre el estrecho de Magallanes, en la bahía San Gregorio, siempre en defensa de la soberanía argentina en la región; el cacique tehuelche Casimiro Biguá lo acompaña en esta iniciativa, pero el gobernador del Magallanes chileno lo impide. A pesar de las desinteligencias habidas, el nuevo gobernador de Magallanes, César Viel, le ruega a Piedra Buena que busque la tripulación del bergantín "Tresponts" que habría sido atacada por indios.
Renunciando de antemano a toda retribución por este servicio, don Luis zarpa al mando de la muy famosa goleta chilena "Rippling Wave". Después de un mes de recorrer los canales fueguinos, encuentra los restos de la tripulación perdida y los sepulta.
Un par de años después, como continuaran sus desavenencias con las autoridades de Magallanes acerca de la soberanía sobre el Estrecho, Piedra Buena se aleja de Punta Arenas, donde tenía un almacén de suministros. Viajando hacia Santa Cruz, su "Espora" naufraga en la parte meridional de la isla de los Estados, sin que alcanzara a salvar siquiera algunos víveres. Alimentando a su gente sólo con mariscos y aves marinas, en 72 días es construída otra embarcación -con los restos del Espora- a la que bautiza "Luisito" (como su primogénito), y regresan con ella, en apenas 11 días más, a Punta Arenas.
Careciendo de medios para reemplazar al "Espora", con el "Luisito" continúa la caza de lobos, que fue durante la mayor parte de su vida, su única fuente de ingresos; con el producido de sus cacerías, explotó la industria de la grasa de lobo e intentó la de pingüinos, instalando, para ello, una suerte de caldera en la Isla de los Estados. En una de estas excursiones, salva a la tripulación del "Eagle", que habían quedado varados sobre una roca, cerca de la Iisla de los Estados, durante 15 días, incluyendo a la esposa de su capitán. A los pocos meses, otra vez suspende su pesca para restacar a la tripulación del barco alemán "Doctor Hansen", que había naufragado en octubre de 1874.
Cansado ya de luchar en Punta Arenas, resuelve retirarse definitivamente de la localidad. Para sufragar los gastos del traslado, debe vender su "Luisito". Es el gobierno nacional el que lo subvenciona para que adquiera otra nave con que continuar sus campañas australes. Así es como vuelve al mar al mando de la goleta "Santa Cruz", en 1877. Con ella salva a la tripulación de la "Annie Richmond" que se había incendiado en alta mar. El gobierno argentino compra la corbeta "Cabo de Hornos", confiriendo el mando a Piedra Buena, quien lleva como segundo al capitán Martín Rivadavia. La coberta integra la escuadra del coronel Luis Py que se dirige al estuario del río Santa Cruz, en 1878, para reafirmar la soberanía nacional en la región. Este mismo año, fallece su esposa Julia.
La hora del reconocimiento, lenta pero segura había llegado. El 8 de Noviembre de 1882 el general Roca le confirió el grado efectivo de teniente coronel de la marina de guerra, y el Centro Naval le otorgó el diploma de socio honorario. Con tales estímulos, se prestaba a una nueva travesía a la Isla de los Estados a bordo de la “Cabo de Hornos” a fin de determinar "los faros que reclama- decía el informe- la navegación del Lemaire". De tales afanes se encontraba embargado su espíritu cuando de pronto se sintió gravemente enfermo. Todo esfuerzo fue vano a partir desde este instante; el 10 de agosto de 1883 le sorprendió la muerte, a los 50 años de edad, y en la mayor pobreza.
El respeto y consideración de Luis Piedra Buena iba en permanente crecimiento. Chile jamás vió con recelo la presencia de este argentino. Nunca lo consideró como una amenaza para las pretensiones territoriales sino como, una persona sobria, de poco hablar, mirada en el horizonte y de acción al momento de requerirse. Los conflictos limítrofes con Chile se fueron resolviendo de una u otra forma pero para la Argentina, la única presencia real y efectiva en la Patagonia, más allá de Carmen de Patagones, fue la de un solo hombre. Luis Piedra Buena constituye el más importante pilar en las discusiones de soberanía austral, sin embargo, quizá por su carácter de “hombre común” el reconocimiento que merece, no ha llegado todavía.
A lo largo de su vida, salvó a náufragos en diferentes salvatajes; por ellos recibió el reconocimiento de la reina Victoria, del Emperador de Alemania y otros.
Es muy difícil imaginar las condiciones en que estos salvatajes fueron concretados. A uno de ellos, lo realizó Piedra Buena, solo en un pequeño bote. Para otro, tuvo que construir una balsa porque ni siquiera un bote podía arrimarse a los peñascos. Y el mar jamás está calmo en aquellas regiones, donde literalemente chocan los dos océanos más grandes del planeta.
Su presencia en Isla Pavón, dos décadas antes de que la Nación hiciese de los ríos Neuquén y Río Negro "la frontera de la República" mediante la "conquista del desierto", y sus constantes expediciones por el Atlántico Sur cuando la república no disponía de una verdadera armada, y cuando aún la Argentina no había radicado en Patagonia institución alguna, fueron una solitaria aunque férrea ratificación de soberanía sobre tan vastos territorios.Quienes vayan a pescar al río Santa Cruz, pueden visitar, en la isla Pavón, la casita de Piedra Buena, convertida en museo.

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