200 años antes

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Dr Manuel Belgrano

sábado, 1 de septiembre de 2007

Mas sobre Malvinas



Será el DÍA NACIONAL DE LA PARTICIPACIÓN CIVIL EN LA GUERRA DE MALVINAS, la fecha del 9 de Mayo, en conmemoración del hundimiento del buque pesquero argentino "Narwal", durante la Guerra de Malvinas.
En la ciudad de Mar del Plata la conmemoración del vigésimo quinto aniversario del ataque y posterior hundimiento del buque pesquero argentino "Narwal", acaecido durante los días 9 y 10 de Mayo de 1982, durante el conflicto armado de las Islas Malvinas. El caso de los civiles que arriesgaron su vida (y algunos la perdieron) durante la gesta de Malvinas, es uno de los tantos capítulos casi olvidado de la Historia Argentina y, sin embargo, merece un sitio destacado en nuestra memoria colectiva.
Esta es la descripción realizada por el maquinista del Narwal, Señor Feliciano Miño:




"En Mar del Plata subió un oficial de la Armada, creo que de Inteligencia, nosotros no lo supimos hasta que comenzó el ataque; allí recién se identificó. Íbamos en apoyo de algún eventual salvamento, o simplemente, estimo, para observar los desplazamientos bélicos en la zona. Éramos un total de veinticuatro hombres plenamente consustanciados en la tarea de hacer algo por nuestra tierra.... Todos sabíamos que nos jugábamos la vida en la empresa, lamentablemente se perdió una vida y muchos heridos. A nadie escapa que durante la guerra cayeron muchos de nuestros soldados, pero también hubo bajas entre la población civil, que de una manera u otra hacía lo suyo contra el enemigo. De los nuestros cayó Omar Alberto Rupp, el contramaestre que murió sin conocer a su hijo, ya que su mujer tuvo familia cuando navegábamos. Llevaba un triciclo a bordo como regalo para el pequeño, y, al momento de morir, nos pidió que cuidáramos de su familia. Murió en la cubierta con la pierna izquierda destrozada por la metralla de los aviones. El oficial de marina se identificó como Juan Carlos González y gracias a él pudimos salvar la vida. Esa mañana estábamos navegando y si se podía pescábamos algo, estábamos cerca de la flota inglesa, escuchábamos los cañonazos. Ese domingo 9 de mayo, eran aproximadamente las 09:00 horas, estaba lluvioso y frío, con mar seis o siete, medio agitado y descansábamos mientras navegábamos pero siempre alertas. De pronto, se sintió un impacto en la popa, que atravesó varios compartimentos y en el camino hirió gravemente a Omar que se hallaba en el taller de electricidad (...) Lo vimos a Rupp gritando, con una pierna menos. El enfermero Gómez hizo las primeras curaciones, pero era imposible hacerle un torniquete para parar la hemorragia, dado que la pierna había sido arrancada casi desde la ingle. Le dieron morfina para atenuar el sufrimiento y alguna bebida, pero debía de ser insoportable. Estuvo unos cuarenta minutos en cubierta, a pesar de que los aviones ingleses continuaban pasando y tirando. Nosotros no teníamos ningún arma para defendernos, era tanto nuestro miedo, que algunos nos metimos en la cocina y cubrimos nuestras cabezas con las ollas. Una cosa es contarla, y otra es vivirla. De mis compañeros del Narwal, recuerdo a Bussed, Carballo, Domínguez, Esquivel, Fabiano, López, Lucaiolo, Ferrero, Fulgenzi, García, Solca, Gómez (Juan y Norberto), Merino, Reinoso, Rodríguez, Zaragoza, Zelasco, los uruguayos Chandot y Jesús Morales, y el paraguayo Wagatta (...) Tratábamos de tapar los orificios más grandes con lo que podíamos, era imposible achicar normalmente, las balas seguían atravesando el barco pero flotábamos. Ya se había dado la orden de abandonar el barco. Éramos un blanco fijo y los aviones no cesaban en su afán de destrozarnos, aún a sabiendas que no teníamos con qué responderles; me acuerdo que me lancé a una balsa con unos compañeros y allí apareció ese maldito avión, nos ametralló impiadosamente, de milagro no nos mató a todos, pero la balsa de caucho, se hundió en segundos. Algunos trataban de desarmar las puertas para usarlas como flotantes, había peligro de tiburones ya que es una zona donde habitualmente se pueden encontrar. Éramos una docena de heridos, sufrí el impacto de las esquirlas de la metralla en el ojo y la mano izquierda. A Zaragoza lo hirieron en la columna, y aún tiene la esquirla (...) Ametrallaron un generador auxiliar que pusimos en cubierta para tener luz y atender a los heridos. Ya no había nada que hacer. Los ingleses nos rescataron luego de estar unos veinte minutos tratando de mantenernos a flote en medio del agua que estaba muy fría, con una lluvia que nos calaba hasta los huesos. Fui el segundo al que rescataron los helicópteros, vi que en un costado decía USA pero tenía muy poca visión por las heridas; nos llevaron a un barco y, posteriormente, al Invencible".

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