200 años antes

200 años antes
Dr Manuel Belgrano

jueves, 19 de junio de 2008

¿Capitán o Capitana?

“En el ambiente náutico hay un dicho que sostiene que los seres humanos nos dividimos en tres grupos: vivos, muertos y los que están a bordo… porque estamos y no estamos”, ríe Laura Virginia Scyzoryk Guzmán, capitana de ultramar y licenciada en transporte marítimo. Es, además, la primera mujer capitana con comando en la Argentina. Laura tiene 30 años y en estos momentos está al mando del buque tanque Clipper Kylie, un petrolero de 115 metros de eslora (longitud) y 22 de manga (ancho), con capacidad para 11.300 toneladas.

Su otra pasión es cantar, y su sueño, hacer comedia musical. “Una de las cosas abrumadoras que tiene mi profesión es responder a preguntas como: ¿No extrañás? ¿No te aburrís de hacer siempre lo mismo? ¿No son todos hombres? Y, en realidad, una extraña, porque a veces para Navidad, Año Nuevo, cumpleaños y tantas otras fechas estamos embarcados. Pero está compensado porque es una profesión apasionante, las tareas son de rutina, pero, como nunca un día se parece a otro, se viven de otra manera. Navegar despierta el espíritu de aventura, y se pueden ver espectáculos fabulosos, como noches estrelladas desde el puente de mando. Nos enseña a tomar decisiones, pero navegar, sobre todo, enseña a resolver situaciones difíciles, trabajar en equipo para lograr un objetivo común. En cuanto a los hombres, la presencia de una mujer mejora la vida a bordo. Todos se cuidan en el lenguaje, la higiene, tratan de estar presentables y, a veces, terminamos siendo un poco madres”, ríe, de nuevo, Scyzoryk Guzmán.
-¿Siempre quiso navegar?
-Cursaba quinto año cuando en el colegio se hizo una promoción de la carrera de piloto de ultramar de la EscueLA NACIONal de Náutica. Me gustó la idea y traté de saber más, pero no recibí muchas voces de aliento, me decían que era difícil ingresar, sobre todo para una mujer, porque era una profesión exclusivamente masculina. Sin embargo, averigüé que en 1997 se había recibido la primera mujer, y pensé que yo podía ser la segunda. Me presenté a examen y de 100 aspirantes que ingresaron tuve el séptimo mejor promedio. Son 3 años de estudio académico de materias técnicas y uno, embarcada, de pilotaje, donde se pone en práctica lo aprendido. Al cabo de 4 años de estudio, uno se recibe de tercer oficial. Mi primer barco fue el Estrella Austral, un petrolero.

-¿Qué hace un tercer oficial?
-Es el encargado de la seguridad de la carga y de la tripulación. Luego se asciende a segundo oficial, encargado de la navegación. Después, a primer oficial, responsable de la programación del plan de cargas. Finalmente, el capitán, que tiene que estar en todo. Hay que pensar que un barco es como una ciudadela que está funcionando las 24 horas. En el mar no hay sábados, domingos ni feriados. Esto ya crea un clima especial. Los horarios de trabajo están determinados por la Organización Marítima Internacional. El tercer oficial trabaja de 8 a 12; el segundo, de 12 a 4; y el primero, de 4 a 8; son 4 horas de guardia por 8 de descanso. Siempre hay que agregar una o dos horas más para imprevistos.

-¿Cómo recibe la tripulación masculina a una mujer?
-Actualmente están acostumbrados, ya somos 40 las mujeres oficiales de ultramar. Pero al principio llamaba la atención. Preguntaban: “¿Quién está en el puente de mando?” Y cuando les respondían “la segunda oficial Laura Scyzoryk”, no entendían nada. Incluso cuesta que digan la capitana y no el capitán Laura . La mujer debe generar credibilidad constantemente, siempre tenemos que demostrar que estamos tanto o mejor preparadas que los hombres. A veces es sólo un sentimiento, pero está en el aire.

-¿Y cuando no trabajan?
-Leemos, escuchamos música, vemos películas en DVD. Navegando estudié y aprobé primer año de abogacía, pero después tuve que dejar. ¡Escribimos! Se sorprendería si pudiera ver la cantidad de escritores que hay a bordo; yo entre otros. A veces pienso que, entre muchas otras cosas, un barco es también un interesante taller literario. También aprovechamos para hacer ejercicio, hay un gimnasio con aparatos. Nos comunicamos con nuestros seres queridos. En este sentido, el teléfono celular es un elemento invalorable, porque cuando comencé a navegar, en 2000, no hace tanto, las comunicaciones eran por radio y lo que una decía lo escuchaban en todos los barcos, ¡no había mucha intimidad!

-¿Una anécdota que recuerde?
-Era segundo oficial, hacía mucho frío, muy mal tiempo, y había estado en la proa, dirigiendo la maniobra de amarre. Una maniobra complicada y difícil. Estábamos en Caleta Olivia y el capitán había comprado centolla. Cuando pasé a su lado me preguntó si me gustaba pelar centolla. Fastidiada, muerta de frío y cansada, le respondí que no y que no me interesaba. Esa noche hubo un pequeño banquete en la oficina del capitán, el plato era centolla servida en copas y decorada con camarones. Pude pasar sólo un momento, porque estaba de guardia, pero observé que las manos del capitán y de otros tripulantes estaban cruzadas por arañazos, por haber pelado centolla. Me sentí algo culpable, pero volví al puente. Cuando terminé la guardia, me fui a dormir. Me metí en la cama y cuando estiré las piernas sentí algo que me pinchaba los dedos de los pies. Pegué un grito, levanté las sábanas y descubrí un enorme caparazón de centolla. Conocía este tipo de bromas por experiencias en los campamentos, pero allí ponían sapos. En cambio, en el mar la sorpresa es caparazón de centolla

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Unknown dijo...

buenas noches sr... me encantaria hablar mas sobre su gran conocimiento en la navegacion, ya que a mi me gusta mucho.

Anónimo dijo...

Felicidades!!es un aliento para aquellas mujeres que estamos comenzando una trayectoria en la Mar!!